El ímpetu de una utopía te puede llevar lejos; igual de lejos que la desesperación,
pero dónde hay que conseguir llegar es a ese lugar en el que uno puede vivir sin tener que justificarse ni defenderse. Ese lugar se llama tranquilidad de la razón, y está muy cerca, lo malo es que está muy hondo y el autobús que te lleva allí es muy caro.
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