Nadie es dueño de sus deseos.

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 Incluso cuando existe una gran atracción  por el ser que amamos, no podemos evitar sentir deseos por otras personas. Es un infantilismo creer que el otro no tiene más deseos que el deseo de nosotros, y es una crueldad condenarlo una vez que confirmamos que no es así. El propósito de ser el único interés en la vida de nuestra pareja, tiene su origen en el miedo a perderlo/a, y muchas veces este miedo sobredimensiona las amenazas reales y nos hace actuar mal. Hay que ser realista, hay gente más bella que nosotros a nuestro alrededor que merece ser deseada, No las vamos a asesinar por eso (aunque tengamos ganas; hay que disimular)

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